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jueves, 5 de julio de 2012

Por qué es mala idea reabrir la Cueva de Altamira

Erase una vez unos bisontes pintados sobre la roca de una cueva. Allí descansaban desde el magdaleniense lo menos, ajenos a glaciaciones y luchas por la supervivencia varias hasta que, un buen día de 1879, dicen que una niña de ocho años entró en la gruta, alzó la vista al techo y dijo "mira papá, bueyes"

Mucho ha llovido en Cantabria, además de verdad, desde que aquellos moradores del Paleolítico Superior se liaran la manta a la cabeza para pintar el bisonte encogido, la gran cierva y el caballo ocre. Dibujos que sus herederos en 1985 denominaron Patrimonio Cultural de la Humanidad. Escenas que hoy vuelven a ser objeto de debate. Permitir el acceso a la cueva o no, esa es la pregunta de una decisión que corresponde tomar al Patronato de Altamira que se reunirá antes de que acabe el verano, según recordó esta semana Antonio Lasheras, director del Museo Altamira.

Sala de Polícromos, Cueva de Altamira
Pero muchos son los que tienen algo que decir al respecto, empezando por los expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que no dudan que, lo más conveniente, es mantenerla la cueva cerrada al publico como lleva desde el año 2002. Comparten su opinión estudiosos de dentro y fuera de España que defienden la necesidad de conservar este patrimonio de la humanidad por encima de cualquier otro interes.

"Tal vez en el futuro existan los medios para acabar con las colonias de hongos y bacterias sin dañar las pinturas y la cueva pueda abrirse de nuevo pero, si nos la cargamos ahora, ni siquiera eso será posible", explica Ángel Armendáriz Gutiérrez, profesor de Prehistoria de la Universidad de Cantabria e investigador del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria

Opuesto a la repertura de la cueva, Armendáriz Gutiérrez opina que mantenerla abierta aunque sea para ínfimos grupos de personas responde más bien a una cuestión político-económica: "Es evidente que ello potenciaría el turismo en Santillana y Cantabria en general, incluso aunque sólo pudieran visitarla grupos muy reducidos. Constituiría una especie de efecto propagandístico. Eso estaría muy bien, pero creo que por encima de estos intereses está la preservación de la cueva".

La negativa del CSIC es igualmente compartida al otro lado del cantábrico. "Permitir el acceso a Altamira es un tema complejo. Las pinturas han estado ahí más de 30.000 años y, en caso de que la gruta vuelva a abrirse, nos arriesgamos a que se destruyan en menos de una generción", avisa  Dirk L. Hoffmann, miembro del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y del Grupo de Isótopos de Bristol de la Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad de Bristol.

A su juicio "estamos obligados a protejer y preservar esta muestra de arte y herencia de la humidad única y preciosa", incluso "si eso significa que el gran público no pueda entrar". Optimista, el inglés está convencido de que la deficisión se tomará "en función de lo que sea mejor para la conervación del arte rupestre" y, aunque entiende que mucha gente anhele ver los originales, considera que esto no puede hacerse si el precio a pagar es correr el riesgo de dañarlos: "Son demasiado preciosos, tenemos que conservarlos".

CAPILLA SIXTINA DEL ARTE RUPESTRE

No son pocos los que consideran Altamira la capilla sixtina del arte rupestre, una cavidad para muchos sólo comparable en importancia y belleza a Lascaux. Una cueva, la gala, cuyo valor comprendieron hacer ya varias décadas sus gestores que no dudaron en echarle el cierre para evitar su deterioro. Entonces, para aprendizaje y disfurte del personal, construyeron Lascaux II, una réplica de la original accesible tanto física como virtualmente.

Pero no nos engañemos porque, por muy buena que pueda ser una copia, es imposible que esta iguale al original. "Altamira es un lugar único e irrepetible. Podremos hacer las réplicas que hagan falta pero nunca podremos imitar las sensaciones que nos producen las pinturas de la cavidad ni transmitir la infomración que la original lleva acumulada durante miles de años", apunta el historiador y arqueólogo Gonzálo Saiz García.

Interior de la Galería Final, Cueva de Altamira
Para él, que ha participado en las excavaciones del yacimiento paleolítico de La Garma (Omoño, Ribamontán al Monte, Cantabria) y el asentamiento ibérico-romano de El Camp de les Lloses (Tona, Barcelona), entre otras, la gruta cántabra es una joya de la humanidad y, si bien las joyas están para verlas, más importante aún es conservarlas, especialmente cuando su valor histórico es tan alto.

"Mucha gente desea su reapertura, poder visitar uno de los lugares históricos más importantes de este país, por no hablar de entidades superiores. Yo soy el primero que tiene ganas de poder ver las pinturas de Altamira, de poder observar desde mis ojos y no desde los de otra gente las figuras que se representan en sus paredes, pero tenemos una responsabilidad con nuestro futuro y debemos procurar conservar la cueva lo más intacta que sea posible, debemos intentar que sobreviva al tiempo tal y como lo ha hecho hasta nuestros días", defiende Saiz García.

CULPA DE LAS 'MANCHAS VERDES'

A día de hoy no es posible reparar los efectos que causan el anhídrido carbónico de la respiración y el calor derivado del movimiento sobre la roca. Ambos factores provocan irremediablemente el incremento de la humedad de la cueva y, con ello, la formación de microalgas -las famosas 'manchas verdes'- que sirven de comida a otros organismos que devoran piedra y pintura sin distinción.

Así que quizá, después de todo, una réplica en forma de neocueva bien pudiera ser solución óptima para Altamira. Una respuesta en la que conservación de las pinturas, la divulgación histórica y el disfrute del pueblo confluyan sin perjuicio ni de unos ni de otros. Así lo cree Hoffman: "La neovueva de es una fatástica copia del orginal. Es casi imposible apreciar la diferencia del dibujo original". Cuanto menos mejor eso que nada y, sin duda, mucho mejor que estropear en un puñado de años el tesoro que durante milenios en silencio se ha guardado bajo tan bellas montañas.

jueves, 7 de abril de 2011

Centocinquanta Anni dall' Unità d' Italia

La bandera que adorna el Palazzo della Raggione es tan grande que apenas si deja intuir su balaustrada. Un emblema nacional exhibido con orgullo por los dirigentes de una urbe que, a día de hoy, sigue conservando el encanto tranquilo de la que fuese célebre en el viejo continente por ser sede de una de sus primeras universidades.

Palazzo della Raggione, Padova (Italia)
En la plaza, a los pies del edificio público, la gente continua su actividad cotidiana, agena al omnipresente tanti auguri que tinta calles y balcones de rojo, verde y blanco. Al margen de rimbombantes actos, los autóctonos siguen con 'lo de siempre': van y vienen, cargan bolsas, gritan su mercancía, se entremezclan a pie, en coche y en bici en su caótica pero ordenada forma de circular. Orden italiano lease y, sobre todo, no intente comprenderse.


Se me antoja pensar que, después de siglo y medio de andadura unificada, los habitantes de la bella Italia hayan llegado a entender su historia como trayectoria particular, como una tradición a compartir, diferente de la de otros pueblos pero nunca excluyente. Quiero imaginar que, a su manera, los moradores de la bota aprovechan la ocasión para celebrar el aniversario del país de la forma en que mejor saben hacerlo: Siendo más italianos que nunca, luciendo camisa bien planchada, zapatos relucientes,capuccino en mano. Puede que hasta piropeando a alguna bonita ragazza.

Pudiera ser que, por fin, ciento cincuenta años después de que Giussepe Garibaldi se embarcara en su aventura, sus compatriotas hayan aprendido sobre las peculiaridades de su cultura y perdido el miedo al extranjero, al diferente, al que muchos dicen amenaza lo que, a su juicio, insisten en denominar patria. ¿Qué es la patria?

Igual, después de tanto tiempo, los italianos han conseguido librarse de pensamientos exaltados que intentan elevar, sin fundamento, a unos pueblos por encima de otros pueblos para, en última estancia, garantizar la supremacía de los primeros sobre los segundos. ¿Con qué derecho?

Quizá un día las llamadas naciones, un concepto político que bien merecería ser redefinido en los albores del siglo XXI, superen la ignorancia supina que, en muchos casos si no en todos, cierra las puertas al individuo y le impide enrriquecerse con lo queel otro tiene que aportar. ¡Tantas cosas que aprender y sólo una vida para hacerlo!

Siendo realistas, probablemente la vida solo siga su curso en Pádova, sin que nadie se pare a pensar en una historia que los de arriba se esfuerzan en reivindicar en letras mayúsculas y siempre al servicio de sus intereses.

Es día de mercado y todos se esfuerzan por conseguir lo que les han enseñado a necesitar. Eso al margen de un cavaliere gañán del que muchos dicen ya estar hartos pero que, no olvidemos, ha conseguido alcanzar el gran sillón desde el que maneja a su antojo los hilos que mueven Italia a través no de una, sino de tres elecciones consecutivas. Todas ellas democráticas y legítimas.

Mientras tanto, en España, los eurodiputados se niegan a viajar en clase turista y a congelarse el sueldo. Para eso dirigen Europa, cuna de culturas y civilizaciones. Faltaría más. Luego dirá de Berlusconi pero, al parecer, la piel de toro también tiene sobrados motivos por los que agachar la cabeza. Que vergüenza. Indignez Vous!

lunes, 31 de enero de 2011

O sole mio!

De Florencia me gustó la compañía. Y esa cúpula roja que veíamos desde casi todos los sitios. Y los mármoles de colores, el espacio interior. ¿Por qué siempre me dejo impresionar por la altura?

Vista del Duomo, Florencia
Me encantó regatearle al señor de las bicis. Ma per qué!? ¡Ja! A ver que te pensabas majo. Y me gustó ir en bici, con cestita y todo. Otro sueño adolescente cumplido. Y el equilibrio del caos, hasta que se desequilibró. En realidad incluso entonces me pareció divertido aunque, seguramente, al hombre que medio atropellé no le hizo tanta gracia. Primero creo que me odió, luego dijo algo de un culo. Prefiero no seguir especulando.

No me gustó el perro. Lo siento chucho, yo no quiero ser tu amigo. La "fiesta" en la cocina, ¡vivir para ver! Y me calló bien Lorenzo aunque me dijera cosas que no comprendía. Pero eso fue vuesta culpa bambinasY no, no fue lei. He dicho.

El café frente a la estación. No el café más pequeño del mundo, ese no. Qué estafa más grande. Pero que bueno estaba el de enfrente de la estación. Mmm... Que bueno si aquel sitio hubiera estado abierto toda la noche. Pero no, mucho mejor vagar a la intemperie cual Zacarías, vaya día. ¡Vaya noche! Just for the future: no dejes que dos desconocidos se sienten a tu lado en la estación, especialmente a horas intempestivas. Será el principio del fin. Luego pedirán besos. No se los des jamás. Utiliza técnica de distracción imaginativas.

Los chicos que asustaban a la gente en la plaza del Duomo. Y el mirador de los candados desde el que se veía el Ponte Veccio, donde unos señores nos regalaron varios litros de cerveza - ¿noruega? - que nunca bebimos. ¡Malditos lucatos! ¿Estamos todos locos o qué? Aunque aún llevo uno colgado de la mochila (y probablemente lo arrastre conmigo por media Europa). Marcelo fue todo un caballero. "Iros, iros. Yo me quedo - intentando abrir candaos con estas chicas tan majas -. Me lo estoy pasando muy bien". Estos italianos...

Contemplar el atardecer sobre la cúpula desde lo alto de la colina, parar el tiempo, arreglar el mundo. Reflexionar. Una hora de paz y tranquilidad al año no me matará aunque probablemente ha dejado secuelas irreparables en alguna parte de mi subconsciente. No necesariamente dañinas. Aunque eso tampoco es seguro. Principio de incertidumbre. Está bien.

Florencia, me gustó Florencia. O sole mio!

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un paseo por La Almudena, el Cementerio de Madrid

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Me gusta entender los cementerios como el reflejo de las sociedades. Por ejemplo, el Cementerio de La Almudena en Madrid está lleno de obras. Muy propio. Y es inmenso, el más grande de Europa según dicen.

Allí, como entre los habitantes vivos de la ciudad, se puede encontrar de todo: desde un templo construido al estilo grecoromano hasta el más sobrio de los epitafios; desde coloridas tumbas de niños hasta barrocas capillas de adineradas estirpes.  Y cuenta con una parte hebrea y un espacio civil, lugar de descanso este último de personalidades como Dolores IbarruriFrancisco Pi Margal o Marcelino Camacho.

Pero además el cementerio de La Almundena es fiel cronista de la historia de la capital. Allí tienen su hueco, entre otros, los llamados roes de Cuba y Filipinas, los caídos de la Legión Cóndor y los fallecidos en el incendio del teatro Novedades. La parca no entiende de idelogías ni de banderas.

Durante mi visita, uno de los lugares que más llamó mi atención y, confieso, me puso los pelos de punta, fue la tapia del cementerio del este, junto al monumento a las Trece Rosas, donde una placa y varias decenas de flores secas recuerdan el lugar donde se calcula que al menos 3.000 personas fueron fusiladas por el régimen franquista inmediatamente después de la Guerra Civil.

El día de Todos los Santos flores y más flores. Naturales, de plástico, de colores fosforitos. Pensándolo bien este es el día más alegre para ir a un cementerio. O por lo menos el más colorido y animado. Familias gitanas que pasan el día "alegremente" junto a los restos de sus seres más queridos, madres e hijos que arreglan la tumba de alguien que ahora falta, viudas y viudos que visitan al amor que perdieron tiempo atrás. 

Y es que la muerte no ditingue entre ricos y pobres y, al final, nos hace a todos sencillamente iguales.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Fin de Semana Surfero en Ribadesella


Un buen día un colega se levantó de la cama con ganas de hacer surf y pensó "¿por qué no arratrar a mis amigos conmigo?". Así que, ni corto ni perezoso, un par de llamadas y unos cuantos mensajes después, ¡tachán! Último fin de semana de Septiembre, todos para Asturias.
Miguel, uno de los monitores, enseñándonos lo que podríamos llegar a hacer
(de ilusión tamibén se vive, ¿vale?)


La jornada surfera comenzó el sábado por la mañana. El tiempo no era el mejor sobre la arena de Ribadesellapueblo que por sí sólo ya justifica la visita: playa y montaña en una misma postal, nada que ver con lo que uno puede encontrar durante sus fiestas estivales que, aunque muy divertidas, se caracterizan por la abundancia de borrachos, basura y malos olores.

Traje de neopreno, teoría sobre la arena (y tú, ¿eres goofy o regular?), un poco de calentamiento y ¡tablas adentro! Y así seguimos por la tarde, cuando el tiempo y la marea alta nos pusieron las cosas casi imposibles (yo, tengo que confesar, que en esta sesión tuve que salirme del agua), y también el domingo, cuando el sol y la mar un poco más calmada se puso perfecta para los que estabamos empezando.

De la esperiencia me llevo un recuerdo más que positivo a pesar de las olas rotas en la cara, el agua tragada y los golpes que me ha dado la tabla. He vuelto de una pieza, con todos los dientes y cumpliendo mi objetivo: ponerme de pie encima de la tabla. Aunque claro, levantar los brazos en señal de victoria y lanzar un grito de alegría acto seguido sólo podía acabar con batacazo, evidentemente. Pero me levanté en la tabla. ¡Viva! ¡Viva! No puedo pedir más y, para ser mi primer contacto real con el surf, creo que no está tan mal.

Agradecer a los chicos de la escuela de surf de Ribadesella su amabilidad y paciencia (sobre todo su paciencia, si) y, sin ninguna intención de hacer publicidad a nadie, recomendar a todo aquel que quiera probar con ésto de la tabla que no se lo piense y se acerque hasta Asturias para probar suerte. Eso si, mejor en primavera, cuando las olas son más flojitas (¡deales para principiantes!) y el sol empuja a meterse al agua. Frioleros no preocuparse, ¡el neopreno largo viene incluido en el precio del cursillo!

martes, 14 de septiembre de 2010

Próximo destino: Florencia


Reconozco que ésto de los vuelos en oferta me pierde. Pero es que yo me levanto tranquilamente, me pongo un té bien calentito, enciendo el ordenador... Y me los encuentro allí, esperandome, con su cartelito vuele por Europa por tan sólo cinco euros. Y claro, una que no es de piedra al final acaba siempre encontrando la forma de colocar todas las piezas de manera que al final, ¡zas! Consiga escaparse aunque sea un par de días. Esta vez toca Florencia aunque, en realidad, volamos a Pisa y, de ahí, enlazamos con un tren a la ciudad más Renacentista de la bota.

De Italia conozco poco. A penas he estado un par de veces en Roma, he tenido la intención de ir a Venecia otro par de ellas (sin éxito, de momento) y he pasado un año fantaseando con la idea de pasarme el verano con una amiga en la costa, viviendo rollo hippies, tocando la guitarra y vendiendo carteras hechas a mano. Incluso empezamos a hacer las carteras. Hicimos una. Costaba más de lo que pensabamos. En fin.

En realidad quería ir a Marruecos otra vez y, si eso no resultaba, a Venecia. Pero las cosas no han salido como yo esperaba así que, siguiendo el consejo de una buena amiga mía, "cuando la vida te da limones pide sal y tequila". Y eso es exáctamente lo que voy a hacer. Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pues bien, el mío, de momento, me lleva directa hacia Firenze.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Don't stop believing


La primera noche que pasé en Dublín conocí a unos chicos españoles mientras tomaba algo en una taberna. "Es la cuarta vez que vengo", dijo uno de ellos, "me encanta Dublín". Me sorprendió mucho. Llevaba un par de horas en la ciudad y, bueno, tampoco parecía prometer demasiado. Encima era muy cara. ¡Una cajetilla de tabaco 8.60 euros! ¡Pero bueno! Eso sí, la gente era extrañamente amigable. Lejos de tópicos de irlandeses borrachos que comen patatas. La gente era realmente simpática, agradable. No por nada, porque sí. Eso parecía a simple vista.

Al día siguiente, como cualquier buen turista que se precie, tour por la ciudad. "Bueno, está bientampoco es un sitio que me entusiasme", me dije. Un café en un local pequeñito, dejarse llevar entre el tumulto que abarrotan las calles que guardan las carísimas tiendas del centro, caminar sin rumbo en busca del mar (puente, puente, puente). "Está bien, pero ésto no da para mucho más", pensé.

Musica en directo en The Temple Bar

Entonces descubrimos The Temple. Luz más o menos ténue, música en vivo y cerveza (incluso buena si puedes pagarla). Dos guitarras y tres voces haciendo un repaso por lo mejor de la música Anglosajona, de los Beatles a Bob Dylan sin olvidar la nota de color con algo tradicionalmente Irlandés. Gente de todos los países charlando, riendo, bailando. Irlandeses conociendo franceses que hablaban con americanos que prestaban un cigarro a unos españoles que les presentaban a sus amigos argentinos que conocieron al pedir a unos belgas que habían acabado nadie sabe por qué con un brasileño. Junto a la barra se escucha, "otras dos pintas, por favor". Bromas de un camarero que ha servido muchas cervezas esa noche. Voces desafinadas dirigiéndose al escenario, cánticos ensusiastas ""Don't stop beleiving, hold on to the feeling".

Aprendí entonces que la magia de Dublín no está en un pirulí que se pierde en la negritud de la noche. Ni en una fábrica de cerveza que tiene un libro de records. Ni en la estatua de la que fuera la fulana del pueblo en tiempos pasados. Su encanto está en la gente, en el aire, en ese ambiente que te rodea y te hace sonreir como un idiota. En ese momento te paras a pensar ¿por qué no he descubierto yo este sitio antes? y entiendes por qué todo el que ha vivido Dublín quiere repetir la experiencia.

viernes, 23 de julio de 2010

El día que España fue campeona del mundo


El día que España fue campeona del mundo yo estaba en Londres y, una vez sonó el silbato indicando el final del partido que Andrés Iniesta sentenció, Londres fue español.

Las grandes avenidas, el metro, los bares. Si la estatua del Coronel Nelson hubiera hablado entonces, ¡Nadie la hubiera escuchado! Entusiastas y espontáneos se lanzaron a la calle. Para la media noche Trafalgar Square, en el corazón de la ciudad, estuvo literalmente tomada por los aficionados de la roja. Gritos, canticos, alegría y euforia.¡Somos campeones del mundo! Todos quisimos festejarlo.

Y para celebrarlo nos bañamos en las fuentes de la gran plaza londinense. Fue una perfecta noche de verano, calurosa y emocionante, puede que hasta estrellada, que recordaremos como un sueño.

Pero el sueño fue realPor primera vez en la historia España conquistaba la copa de la FIFA. Y dentro de cuarenta o cincuenta años, ¡O quizá más! contaremos a nuestros nietos cómo vivimos aquella final, aquella fiesta. Les contaremos que aquella noche nosotros también fuimos campeones. Del mundo. 

Trafalgar Square, Londres, la noche que España fue campeona del mundo

miércoles, 9 de junio de 2010

Conmemorando el D Day


Se dice que el tema de conversación por excelencia en Reino Unido es la climatología. Es más, un estudio afirma que los ingleses emplean seis meses de su vida en hablar del tiempo. Y es que en la isla sajona la climatología es tan variable que al final uno se ve obligado a guardar en el mismo bolso el paraguas y las gafas de sol.

El pasado seis de Junio convemoraban a lo largo y ancho del país el aniversario de la Operación Neptuno, también llamada Operación Overlord, D-Day o Desembarco de Normandía. Y como no podía ser de otra forma, en aquel episodio el tiempo también jugó un papel determinante.


La operación estaba planeada para el dia cuatro de Julio de 1944. En ese momento se preveían óptimas las condiciones climatológicas necesarias para desembarcar en la costa francesa. Por un lado, la luna llena iluminaría en la oscuridad de la noche las naves que partían hacia territorio galo; por el otro, una brava marea permitiría sortear con mayores posibilididades de éxito los ostáculos defensivos alemanes situados en las orilla de la playa.

Muy al contrario, los Aliados encontraron de repente nubes bajas que dificultaban la visión de los objetivos enemigos y fuertes vientos yaltas mareas que imposibilitaban el atraque de las naves. La operación tenía todas las papeletas para ser abortada.

Sin embargo, el cinco de Junio y tras el anuncio de una leve mejora del tiemporealizado por el principall meteorólogo del ejército, el capitan Eisenhower dio la orden, y en la madrugada del siguiente día dio comienzo el episodio que marcaría el punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial inclinando la balanza en favor del bando antifascista.

martes, 25 de mayo de 2010

Retazos de Belfast


Doce años han pasado desde el día en que el Acuerdo de Viernes Santo (1998) diera fin al conflicto de Irlanda del Norte y, sin embargo, todavía hoy pueden observarse con claridad las heridas de guerra que éste tatuó en las calles de Belfast.




Paseando por Falls Road (zona católica proirlandesa) y Shankill Road (parte protestante probritánica) uno es plenamente consciente de lo gravísima que llego a ser la situación en un lugar en el que las ideas político-religiosas separaron familias y sembraon el odio y la violencia más extrema entre sus vecinos. Y no son sólo las famosas pintadas de los muros las que hablan por sí mismas. Lo hacen también los edificios abandonados llenos de ventanas rotas que nadie ha arreglado; la puerta de acceso que conecta Falls Road con Shankill Road (dos grandes avenidas paralelas) que todavía conserva el cartel de Closed Road; y los muros que cercan las casas, la mayor parte terminados en puntiagudas barandillas cuando no en cordón metálico de pinchos que bien recuerda a las películas bélicas de la gran pantalla.

El hoy llamado Muro de la Paz de Shankill Road (que no deja de ser el eufemismo utilizado para nombrar un antiguo muro que separaba las zonas en conflicto) sirve hoy para que visitantes y autóctonos exprese sus mejores deseos:. "Paz en Irlanda del Norte", "No mas muros en Europa", "Hasta la victoria siempre". Es herencia de lo qué allí ocurrió y nos recuerda qué no debemos permitir que pase otra vez.


No obstante, en mi opinión, la normalidad no se ha recuperado aún por completo en la capital de Irlanda del Norte (para los despistados, Irlanda del Norte es la cuarta unidad que junto con Inglaterra, Escocia y Gales conforma el Reino Unido), o al menos no en Belfast. Basta mirar con cuidado alrededor para darse cuenta de eso. Coches de policía que en realidad una vez fueron unidades militarescalles vacías en pleno centro"porque la gente aún no está acostumbrada a que bajar a la ciudad sea seguro", comenta nuestro guía; gotas de sangre ficticias "para que no se olvide". Que no se olvide que en Belfast casi todo el mundo tiene algún familiar o amigo que "cayó", en uno u otro bando.

Y es que esas heridas, las que se hacen "entre hermanos", son las que más duelen, las más profundas y, por tanto, las que más tiempo tardan en curar.