Reconozco que ésto de los vuelos en oferta me pierde. Pero es que yo me levanto tranquilamente, me pongo un té bien calentito, enciendo el ordenador... Y me los encuentro allí, esperandome, con su cartelito vuele por Europa por tan sólo cinco euros. Y claro, una que no es de piedra al final acaba siempre encontrando la forma de colocar todas las piezas de manera que al final, ¡zas! Consiga escaparse aunque sea un par de días. Esta vez toca Florencia aunque, en realidad, volamos a Pisa y, de ahí, enlazamos con un tren a la ciudad más Renacentista de la bota.
De Italia conozco poco. A penas he estado un par de veces en Roma, he tenido la intención de ir a Venecia otro par de ellas (sin éxito, de momento) y he pasado un año fantaseando con la idea de pasarme el verano con una amiga en la costa, viviendo rollo hippies, tocando la guitarra y vendiendo carteras hechas a mano. Incluso empezamos a hacer las carteras. Hicimos una. Costaba más de lo que pensabamos. En fin.
En realidad quería ir a Marruecos otra vez y, si eso no resultaba, a Venecia. Pero las cosas no han salido como yo esperaba así que, siguiendo el consejo de una buena amiga mía, "cuando la vida te da limones pide sal y tequila". Y eso es exáctamente lo que voy a hacer. Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pues bien, el mío, de momento, me lleva directa hacia Firenze.
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