miércoles, 29 de septiembre de 2010

Fin de Semana Surfero en Ribadesella


Un buen día un colega se levantó de la cama con ganas de hacer surf y pensó "¿por qué no arratrar a mis amigos conmigo?". Así que, ni corto ni perezoso, un par de llamadas y unos cuantos mensajes después, ¡tachán! Último fin de semana de Septiembre, todos para Asturias.
Miguel, uno de los monitores, enseñándonos lo que podríamos llegar a hacer
(de ilusión tamibén se vive, ¿vale?)


La jornada surfera comenzó el sábado por la mañana. El tiempo no era el mejor sobre la arena de Ribadesellapueblo que por sí sólo ya justifica la visita: playa y montaña en una misma postal, nada que ver con lo que uno puede encontrar durante sus fiestas estivales que, aunque muy divertidas, se caracterizan por la abundancia de borrachos, basura y malos olores.

Traje de neopreno, teoría sobre la arena (y tú, ¿eres goofy o regular?), un poco de calentamiento y ¡tablas adentro! Y así seguimos por la tarde, cuando el tiempo y la marea alta nos pusieron las cosas casi imposibles (yo, tengo que confesar, que en esta sesión tuve que salirme del agua), y también el domingo, cuando el sol y la mar un poco más calmada se puso perfecta para los que estabamos empezando.

De la esperiencia me llevo un recuerdo más que positivo a pesar de las olas rotas en la cara, el agua tragada y los golpes que me ha dado la tabla. He vuelto de una pieza, con todos los dientes y cumpliendo mi objetivo: ponerme de pie encima de la tabla. Aunque claro, levantar los brazos en señal de victoria y lanzar un grito de alegría acto seguido sólo podía acabar con batacazo, evidentemente. Pero me levanté en la tabla. ¡Viva! ¡Viva! No puedo pedir más y, para ser mi primer contacto real con el surf, creo que no está tan mal.

Agradecer a los chicos de la escuela de surf de Ribadesella su amabilidad y paciencia (sobre todo su paciencia, si) y, sin ninguna intención de hacer publicidad a nadie, recomendar a todo aquel que quiera probar con ésto de la tabla que no se lo piense y se acerque hasta Asturias para probar suerte. Eso si, mejor en primavera, cuando las olas son más flojitas (¡deales para principiantes!) y el sol empuja a meterse al agua. Frioleros no preocuparse, ¡el neopreno largo viene incluido en el precio del cursillo!

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