viernes, 16 de septiembre de 2011

Con su permiso II

Se apagó el canto del almuedano invitando a ir al salat. Aunque los patios sigan en pie, y los aljibes no se hayan secado. 

Ahora, pulula en el aire el olor de infinitas rosas. Perfume con sabor a mil historias, que lleva dentro el eco de la voz, de una Sherezade, que nunca cantó sus cuentos entre los arcos de La Alhambra.

El sol vuelve a esconder a la dama vieja. Ella, que todo lo ve, preside majestuosa sobre los restos del blanco Albaicín. En silencio. De noche. Callada.

Palacio de La Alhambra, Granada (España)

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