Estación de Amberes (Bélgica) |
La lluvia en los tacones, la serenidad de la noche que se cuela entre las vigas de metal.
Solo necesitó 386 kilómetros y 100 aviones de distancia para darse cuenta de que por fin había llegado a casa.
Entonces dejó escapar su tren, respiró hondo y sonrió.
En Twitter @CristinaELozano
Me gusta la nostalgia de las viejas estaciones de tren.... :-)
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